Caraballo mató un gallo

Hay cosas que quedan grabadas de manera indeleble en la memoria, vaya uno a saber por qué.

Y en este momento, quiero referirme a aquellas cosas que nos gustaron y evidentemente nos marcaron, porque no las podemos olvidar.

Recuerdo los 70´s, cuando veía en la tele los programas de trasnoche, que se especializaban en ofrecer buenas películas y buenos cortos cinematográficos.

¡Extraordinaria época para mí, que podía vivir despreocupado escuchando música, jugando al fútbol, leyendo y viendo en la tele series y programas que pasaban lo que ahora se define como películas y cortos «de culto».

Todo mi esfuerzo se limitaba a ir a estudiar.

Entre las cosas que recuerdo y que quiero compartir con ustedes, está esta reecopilación de un aire popular con arreglo de Olga Manzano y Manuel Picón: «Caraballo Mató un Gallo«, realizada en Bogotá, Colombia en agosto de 1976.

Un corto animado que sigue teniendo mucha vigencia hoy.

Será porque a los desprotegidos se los sigue persiguiendo como siempre. Criminalizándolos hasta el hartazgo.

No hablo de los criminales, sino de las víctimas de criminalización que terminan como Caraballo.

No los voy a seguir aburriendo con sociopolítica o como sea que se llame esto que estoy haciendo.

Les recomiendo que vean este video. También me tomé la molestia de agregarles la letra de la canción para los que les interese. Sigue leyendo

¿Coincidencias?

Muchas veces nos sorprendemos con ciertas «coincidencias» que nos hacen pensar que si bien Dios no juega a los dados, cuando está aburrido, se dedica a sorprendernos con «cosas que parecen imposibles».

No sé, se me ocurre una: cuando estamos tratando de evitar a alguien, es muy probable que terminemos tropezándonos con esta persona más veces de lo «normal».

Otra: la coincidencia (?) numerológica del servicio de emergencias yanqui (911) y la fecha (en yanqui) del 11 de setiembre, el día del atentado a las Torres Gemelas.

Hoy me encontré con una de esas coincidencias, que me dejaron pensando.

Los argentinos conocemos -unos más, otros menos- al Negro González Oro.

Periodista de voz profunda, que no es índice de frases ídem.

Controversial, quizás (para algunos) un tanto volcado a la derecha (extrema), ha conseguido que el público se divida entre seguidores y detractores. Muy pocos indiferentes.

Tanto es así, que lo han identificado muy claramente en esta foto.

Yo no hablo alemán, pero a veces encuentro cosas en páginas en idioma teutón.

Viendo unas fotos de una muestra sobre dinosaurios, me encontré con uno que según pude traducir, vivió hace 90 millones de años en Sudamérica.

Tamopco hablo latín, pero la descripción no me deja ninguna duda. ESTO ES MUCHO MÁS QUE UNA COINCIDENCIA.

El texto es clarito: Skelett = Esqueleto + Buitreraptor = Buitre-raptor + Gonzalezorum = González-Orum -> González Oro (el negro).

Links:

Origen de la foto del dinosaurio (la del fósil).
Datos sobre el dinosaurio (la del fósil, ésta tembién) en inglés.
Datos sobre dinosaurio (el negro) en su medio ambiente.
Datos sobre dinosaurio (el negro) al ganar el Martín Fierro por animación/conducción.

Gracias Luis por el resaltado del texto en la foto.

Salud, Dinero y Amor

La canción dice: … «tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor; el que tenga esas tres cosas, que le de gracias a Dios»

Están los que no tiene ninguna de los 3; otros tienen una, los menos tienen 2 y no sé si habrá quien las tenga todas.

Stephen Smith (58) tenía sólo una: amor. El de su esposa.

Acaba de ganar la lotería del Reino Unido. £19.000.000.= (diecinueve millones de libras esterlinas), que son unos 25 millones de euros o 37,8 millones de dólares estadounidenses.

¡Bravo!

Tiene amor, que seguramente es verdadero, porque no era por dinero. Acaba de volverse lo suficientemente rico como para no pasar nunca más sobresaltos y podríamos suponer que con semejante cantidad de dinero, podría pagar cualquier tratamiento que necesite, por lo que la salud, mal que mal, la podría tener asegurada…

Pero sucede que Stephen Smith ofrece toda su fortuna a quien pueda devolverle la salud.

Tiene una rara enfermedad que no tiene cura y que podría llevarlo a la muerte en cualquier momento.

Padece de un aneurisma aórtico que puede provocarle la muerte por hemorragia interna al rompérsele los vasos sanguíneos. Las estadísticas indican que apenas 1 de cada 10 puede llegar a salvarse luego de un episodio.

Pueden ver que «el dinero no es todo».

Si tuvieran que elegir 2 de 3, ustedes, ¿qué elegirían?

Ahora que estoy terminando el post, recuerdo que en agosto de 2004 puse otro en donde comentaba que otro inglés había ganado en la lotería 7 millones de libras, pero estaba preso con cadena perpetua.

O ser inglés trae mucha mala suerte, o el dios que ellos tienen, tiene un humor muy negro.

La noticia del premio que ganó Stephen Smith la pueden leer en el país.com haciendo click aquí.

La definitiva muerte de Fontanarrosa

El «Negro» Roberto Fontanarrosa, a los 62 años, se nos fue.

Comencé a disfrutar de sus trabajos cuando en la década del ´70 publicaba sus chistes en la revista Hortensia. Desde ese momento, fui un fanático suyo.

Historietas, viñetas, cuentos, novelas; ningún género escapó a su pluma genial.

Cuando en 2004 fue uno de los expositores en el Tercer Congreso de la Lengua Española, demostró su toda su capacidad, cuando para la disertación escogió como tema el de «las malas palabras»; llegando al súmmum al explicar la importancia de pronunciar correctamente la palabra «mierda», arrancando risas y aplausos de toda la concurrencia.

Enfermo de esclerosis lateral amiotrófica, fue perdiendo la funcionalidad de su cuerpo, comenzando por su brazo izquierdo (¡menos mal que no era zurdito!), y deteriorándose progresivamente, hasta que, al llegar a enero de este año, anunció que debido a que ya no podía controlar su mano derecha, dejaría de dibujar para aportar el guión únicamente.

A pesar de que lo intentó, la enfermedad pudo más que él. Hoy murió por un paro cardiorrespiratorio.

No hubo tema que no tratara con su ingenio y su humor extraordinario. Política, religión, fútbol (su pasión), e incluso su propia muerte.

Hace muchos años él mismo escribió su propio epitafio:

El día en que yo me muera quedarán mudas las gomas «H»
Pondrán a media asta las Dos Banderas

El día en que dibujó su propia muerte, gozaba de buena salud, pero mal carácter, por lo que fue «tranquilizado» por Boogie el aceitoso con su 44 Magnum de luxe. Más le hubiera valido un pequeño aumento para Don Inodoro…

Ahora ya está.

Ya se fue.

O no.

Podemos apelar a la sentencia final de Boogie: «Los dibujantes pasan, los dibujos quedan».

La historieta, que durante tantos años guardé entre mis tessoross, la pongo aquí para compartirla con todos ustedes.

Primera parte

La primera muerte de Roberto Fontanarrosa - 1

Con click amplía en página nueva.

Segunda parte

La primera muerte de Roberto Fontanarrosa - 2

Con click amplía en página nueva.

Aunque no quiera, se me pianta un lagrimón.

El sitio oficial.
Él en la Wikipedia.

¡Ya deja de ser un chiste!

Ayer me quejaba de que en la historieta de Diógenes y el linyera habían puesto ervida en lugar de hervida.

Hoy, en la misma tira, me encuentro con que siguen mal: pusieron bién.

Explico (a Guinzburg o a Tabaré, a quien corresponda): bien es un monosílabo en donde la i y la e diptongan, por lo que para que se pronuncie acentuando la letra i, debería ir con acento para romper el diptongo. Si el énfasis se pone sobre la e, no es necesario acentuarla.

Ésta es la tira entera
Bien Mal
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Ésta es la ampliación del cuadrito antiortográfico
Ampliación Bien Mal
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Pero ojo, que no es el único dúo que le erra a la hora de escribir:

El dúo Fontanarrosa/Crist, también hoy, hace de lo suyo.

Aunque por el problema físico del Negro Fontanarrosa, creo que la culpa se la podemos achacar a Crist. Además, el Negro dio una charla espectacular en el III Congreso Internacional de la Lengua Española, hablando de la mierda y de lo importante de su pronunciación.

Los argentinos pecamos (o pecábamos) por nuestra vocación por el dequeísmo, ¿ahora pecaremos por el sinqueísmo?

De que
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Que la tercera sea la vencida, ¡por favor!