Me ha sucedido en más de una oportunidad, que he sacado una foto y mucho tiempo después, descubro que en la foto hay algo que no vi al momento de disparar.
Ya me ocurrió una vez, al revisar (por enésima vez) las fotos que saqué en la carrera de los 200 km de Buenos Aires en el 2005, y que agregué al slide show posteriormente, por lo que quedó en primer lugar.
Lo que fotografié en ese momento no era la actitud ensimismada del chico, sino una foto desde boxes que mostrara lo que es esperar a que alguno de los autos llegue para cambio de piloto o reparaciones. Tenía una foto divertida y durante muchos meses ni me había enterado.
Lo mismo sucedió con la foto que saqué en la Catedral Metropolitana la tarde/noche del 17 de abril de 2001, en donde sólo buscaba una imagen de un grupo de personas, de las que no tenía ninguna idea quiénes eran hasta ese momento, pero que me llamaron la atención como para sacar una foto.
La toma es desde el lado opuesto de la nave de la Catedral, sin flash, con un importante acercamiento y «a mano alzada», factores que contribuyeran a que la toma no fuera lo nítida que me hubiera gustado.
En el grupo, dos están mirando a la cámara, uno parece ensimismado en sus pensamientos y los restantes se encuentran conversando entre ellos.
Detrás está la imagen de Jesús, que pareciera que los estuviera observando.
Siento que alguno de los rostros transmiten un mensaje que yo libremente interpreto, incluyendo a Cristo, que no sólo tiene expresión en su cara, sino que sus manos también me dicen cosas.
Es por estos motivos que publico la foto, no por su calidad técnica, sino por el o los mensajes que pueden transmitir al observador los retratados.
Una pregunta me surge: ¿saco este tipo de fotos sin saber que las estoy sacando, o de alguna manera sé inconcientemente que todo eso está ahí y que en algún momento me daré cuenta?
Gracias a Luis por la marca de agua y un poquito de «fotoshó» blureando las flores.