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Acaba de terminar el discurso de la nueva presidenta de la República Argentina, Cristina Fernández de Kirchner.
Si bien no la voté, me gustó su discurso. Sin leer, blanqueó su postura frente a la política interna, económica e internacional.
Ahora lo único que resta es esperar a ver si lo que dijo es lo que va a llevar adelante en su gobierno o si es que puede.
Habrá que esperar.
Hace ya muchos años, tantos que ya casi nadie lo recuerda, la Argentina declaró su independencia.
No me equivoco al decir que no se recuerda, porque por lo que se ha visto desde entonces hasta hoy, la declaración de independencia, fue meramente declarativa. Siempre fuimos dependientes de uno y quisimos serlo de otro.
Éramos una colonia, escribimos en un papel que dejábamos de serlo, pero nunca lo llevamos a cabo.
Durante la mayor parte de la historia de este país, siempre hicimos lo que alguna potencia nos indicaba.
Si por casualidad dejábamos de interesarle, inmediatamente partían presurosos los emisarios del gobierno a pedir consejo y guía a cambio de nuestro patrimonio y del hambre de nuestra gente.
Así nos fue.
Así nos va. Sigue leyendo