En estos últimos días, con motivo de la sensación de inseguridad -justificada o no- se ha hablado mucho.
Hasta se intentó crear un ghetto entre dos barrios. Una cosa de locos.
Se pide bajar la edad de imputabilidad, para poder encarcelar a menores de menos edad.
La sociedad se divide, los medios se aprovechan del miedo de la gente y muchos políticos que están fuera de los puestos de poder no sólo se aprovechan para llevar agua a sus molinos, sino que tratan de secar los molinos y los cerebros de quienes reaccionan intempestivamente, adhiriéndose a las ideas del bando que le asegure que con «ellos» -sean quienes sean ellos- el problema de la inseguridad se termina.
Ante un problema, es lo más lógico ponerse a buscar una solución.
Es lógico también que la mayoría de la gente busque una solución rápida, instantánea.
Pero los que se supone que están para encontrar y aplicar soluciones, deberían poner un poquito más de empeño y buscar «de verdad» una solución.
No una solución mágica que haga desaparecer el delito de la noche a la mañana, porque
ESA SOLUCIÓN NO EXISTE.
Deberían -como en otros problemas- buscar verdaderas soluciones que excedan el tiempo de su propio mandato.
No deberían seguir pensando en obras que puedan anunciar e inaugurar durante su período constitucional.
Deberían dejar la mezquindad que los caracteriza, dejar de pensar en chiquito, y tratar de llevar adelante políticas que los excedan y trasciendan.
Buscar junto a los opositores una solución.
LLamar a gente que pueda entender de qué se habla para que los vaya orientando y así llegar a un plan consensuado que no pertenezca a un partido o a un político, sino a una Nación.
Tal vez esté pidiendo demasiado.
Permanentemente veo ejemplos de que los políticos solamente se ocupan de sus negocios, sean estos los que sean.
No tienen grandeza.
Son mezquinos y miserables.
Y digo que son mezquinos y miserables, porque permanentemente están dando muestras de mezquindad y miserabilidad.
No estamos solos en el mundo.
En otros países suceden cosas similares.
Lo bueno de la globalización de las ideas -internet mediante, por supuesto- es que podemos acceder a información de cualquier parte del mundo instantáneamente.
En España, también tienen problemas con la juventud.
No sé si se han puesto de acuerdo para solucionarlos o si lo harán.
Pero por lo pronto, alguien que parece saber sobre el tema, dio una conferencia y otros, con excelente criterio, colgó el video en YouTube para regocijo y aprendizaje de todos.
Me estoy refiriendo Emilio Calatayud Pérez, juez de menores de Granada, que ha «saltado a la fama» gracias a sus fallos orientados no al castigo de los menores, sino a su rehabilitación.
Vale la pena tomarse unos minutos y ver los dos videos. No tienen desperdicio.
Como sucede en todos lados, según el lugar donde se vive, se tiene cierto acento al hablar, y no siempre se comprenden todas las palabras, por lo que me he tomado la molestia de transcribir toda la conferencia por si quieren seguir las ideas leyéndolas.
… Tiene la palabra don Emilio Calatayud.
Yo no sé si darle un cuarto de hora por esto que me ha pasado al principio (risas). Es broma. Diez minutos.
Buenas tardes, y primero agradecer la invitación que me han hecho a participar en esta jornada.
Y bien, yo voy a ser… voy a intentar ser lo más breve posible; voy a ver si con doce minutejos, así, ni pa´ ti ni pa´ mi, y lo dejamos.
Bien, yo creo, y siempre digo que yo no hablo en nombre de los jueces ni en nombre de los jueces de menores. Mis opiniones son discutibles y mis sentencias son apelables, por lo tanto estoy abierto al coloquio y al diálogo.
Pero yo creo que hay que llamar a las cosas por su nombre, y creo que en este país se habla poco claro, sobre todo cuando hablamos de menores. Sigue leyendo