El traje del emperador

Extraído de Antología de cuento y poesía/5 XIII Concurso Leopoldo Marechal.

ISBN 978-987-98796-6-5

2007, Dirección de Arte y Cultura
Municipio de Morón

Segundo Premio. (Poesía)

de Tamara Soledad Rutinelli

Sin título

blanco caracol suspendido en lo alto bucea una ventana abriendo el cielo horizonte pálido del tiempo. Límpido el color de los sueños el silencio ese no color de la espera o poema deshabitado. Y luz de tu ojo o cerradura por donde se cuela la noche del olvido la muerte o la perfecta apertura de mi cuerpo en sombras caracol que emanas. Centro de esa noche boca amarga o dulce de la hora que sangra

Quiero aclarar un par de cosas:

No puse el primer premio o el tercero, porque están escritos en un formato parecido a lo que yo siempre conocí como poema: frases cortas, escritas una debajo de la otra, con una cierta rima o cadencia, que llevaba a leerlos con un cierto ritmo.

Pero como los distintos párrafos comienzan a diferentes distancias del margen izquierdo y con WordPress no puedo manejarlo correctamente, elegí el del segundo premio porque así estaba escrito.

Los únicos signos de puntuación son los tres «punto y seguido» que he puesto. El ¿poema? no termina con un punto final.

Estoy seguro de que si llegase a encontrar algún poema escrito por algún poeta famoso y participara con esa obra inédita, no quedaría ni siquiera preseleccionado.

No importa si fuera una obra de Becquer, Darío o Machado. Seguramente los descartarían.

Siento que por la ausencia de verdaderos poetas, se fue bastardeando la poesía, hasta llegar a las obras que ahora se publican.

Es una apreciación personal, pero siento que puedo decir desde mi «inocencia intelectual» que el emperador está desnudo.

Es evidente, pero nadie se anima a decirlo.

Que la inocencia te valga

No sé si en el resto del mundo se celebra el día de los santos inocentes el 28 de diciembre. Aquí sí.

Es un día en el que hay que estar alerta, porque pueden hacernos bromas, dándonos noticias que nos «afecten» especialmente, como: «acaban de confirmar un aumento de sueldo para todos», o «te acordás de fulanita?, acabo de enterarme que está perdidamente enamorada de vos», o ¿te enteraste lo que le pasó a menganito?, lo acaba de atropellar un camión y parece que queda cuadripléjico».

Al momento de «caer» en la broma, nos arrojan la frase: ¡Que la inocencia te valga!, y todos rien, a veces las víctimas también.

Lo que les quiero contar, sucedió un mes y medio atrás.
Sigue leyendo