Te Pickles y El Himno Nacional

David, que para un trabajo para el conservatorio necesitaba la música de la serie El Zorro, se puso en contacto conmigo para ver si la tenía.

Le mandé lo que tenía, y me invitó a escuchar la versión del himno que hizo con su banda: Te Pickles.

Sin ningún tipo de expectativa fui a la página que me indicaba, me puse los auriculares y durante 3:39 minutos, disfruté del tema.

Me gustó cómo sonaban los instrumentos así como la voz.

Si quieren escuchar cómo suena, pónganse ustedes también los auriculares y play.

Si además quieren saber algo de la banda, escuchar algunos otros temas, verlos en un homenaje a Pappo, éste es el Link al sitio de Te Piclles.

Espero poder decir en no mucho tiempo: ¡Yo fui uno de los primeros en descubrirlos!

Las Supremas de Móstoles

Cuando alguna vez hablaba u oía hablar de las supremas, siempre era referido a la comida:

Supremas a la Maryland
Supremas de pollo a la Carolina
Supremas de pollo metrópolis
muchas más

Con un «supremo» 😉 esfuerzo, podré llegar a pensar en

The Supremes, The Supremes

el grupo musical de los 60´s en donde cantó Diana Ross.

Pero a las del video que les muestro no las conocía.

Quisiera que las vieran cantando «Eres un enfermo».

NO TIENE DESPERDICIO…

Triste y previsible final…

Tal como preveía, el decir la verdad, puede acarrearte problemas.

Teresita ya no forma parte de los elencos de las obras que el grupo Alma de Avellaneda está poniendo en escena.

Viniendo de los políticos, las decisiones que toman quienes están por debajo, probablemente sean tomadas en base a «sugerencias».

La directora del grupo, Mónica Magrini, quien tuvo que dar la cara cuando el secretario de cultura de Avellaneda, Hugo Caruso irrumpió en el teatro Roma e interrumpió una función, consiguiendo que los expectadores huyeran despavoridos, le «sugirió» a mi esposa que pidiera perdón «por lo que había dicho».

Sus ¿compañeros? estuvieron en contra de que alguien dijera algo en contra del secretario de (in)cultura, (falta de)educación y promoción de las (malas)artes de Avellaneda Hugo Caruso. «No querían quedar pegados».

Por supuesto, que el haber hecho «enojar» al director del teatro Roma, fue también algo imperdonable.

Muchos de ellos, tienen miedo (quizás debiera decir pánico) de no poder trabajar más por culpa de que alguien haya hecho la crónica de los acontecimientos.

Dejaron que floten en el aire veladas y supuestas amenazas de pérdida de trabajo, de estudio, o de lo que sea.

Fíjense qué fácil es para los políticos hacer lo que quieren. Les alcanza con mostrarse enojados para hacer que todos «corran por sus vidas».

Huyen individualmente, pero sacrifican colectivamente a una víctima para no perder su «status».

En los meses que llevó el espectáculo, con ensayos diarios y una semana de representaciones, apenas si obtuvieron una ganancia que les permitió pagar la comida entre las funciones matutinas y las de la tarde.

Tiemblan de miedo por perder unas migajas.

Pero no dudan en perder los valores morales mínimos.

Mónica Magrini ya se encargó de hacer correr la voz entre todas las autoridades y profesorado de la escuela de teatro de Avellaneda.

Señora, éso es demostrar qué clase de persona es. Cuáles son los valores que defiende. Es pintar el retrato de quien desciende hasta lo más bajo y abyecto para demostrar su servilismo.

Jamás emití juicios de valores con respecto al grupo que usted dirije, ni siquiera en mi casa. Hasta ahora.

En estos momentos me siento aliviado de la responsabilidad de no afectar el trabajo o la relación de Teresita en y con el grupo.

Usted es el arquetipo del argentino «que tiene los gobernantes que merece».

Quiero en este post tomar distancia de usted y sus dirigidos.

Y a ustedes: Arturo Marrone y Hugo Caruso, felicitarlos porque el adoctrinamiento recibido, han sabido aprovecharlo…

No me da vergüenza ser argentino, me dan mucha vergüenza y hasta asco algunos de ellos. Lástima que son los más visibles, los que son «los que nos representan» ante el resto del mundo.

Tengo el estómago revuelto, como en el 2001, 1976… y es una sensación que va a tardar bastante en irse.

Chicas peleando

Tengo una escuela primaria a la vuelta de casa; es pequeña y a ella concurren chicos que en su gran mayoría son humildes, de barrios humildes, y se nota por la ropa que usan, por las palabras que emplean y por la «tonadita» y las frases que repiten hasta el cansancio.

Mi hijo Martín va a otra escuela – VER POST -, que queda a unas 10 cuadras (manzanas) de casa. Todas las tardes lo voy a esperar a la parada del colectivo (ómnibus) y me encuentro con los chicos que salen del cole.

Pero lo que vi ayer, me impactó, me dejó impresionado.

Si bien estoy acostumbrado a que algunos chicos se persigan, se empujen o amaguen con una peleíta, o que a veces haya algún golpecito, la pelea de ayer fue diferente a todas las que había visto hasta hoy, y eso que con mis 46 (¡cuántos!) he visto peleas de todo tipo, cerca de casa tenía dos grandes potreros (terrenos baldíos), uno era Casa Amarilla y el otro el predio donde ahora se encuentra el barrio Catalinas Sur. Varias canchas de fútbol, «montañitas» de tierra para trepar y tratar de capturar o defender del «enemigo», vegetación abundante para realizar entretenidas expediciones en busca de lo extraño.
Se imaginan que peleas he visto en varias oportunidades, pero la de ayer quiero compartirla con ustedes, quizás sea «normal» o no. Sigue leyendo