Recuerdo que era sábado. Había terminado de almorzar y me iba a ir a jugar a la pelota, cuando lo que tanto deseaba que ocurriera, ocurrió: Apareció un promotor/vendedor de libros de Círculo de Lectores.
Si bien era un chico todavía, era a fines del ´76, o principios del ´77, era un ávido lector. Sabía que existían empresas que te «asociaban» y te traían libros a tu casa. Libros que podían ser para todos los gustos, y que además no eran ediciones baratas, sino libros de tapa dura, pegados y cosidos y que además tenían una cubierta de protección. Sigue leyendo