El «Negro» Roberto Fontanarrosa, a los 62 años, se nos fue.
Comencé a disfrutar de sus trabajos cuando en la década del ´70 publicaba sus chistes en la revista Hortensia. Desde ese momento, fui un fanático suyo.
Historietas, viñetas, cuentos, novelas; ningún género escapó a su pluma genial.
Cuando en 2004 fue uno de los expositores en el Tercer Congreso de la Lengua Española, demostró su toda su capacidad, cuando para la disertación escogió como tema el de «las malas palabras»; llegando al súmmum al explicar la importancia de pronunciar correctamente la palabra «mierda», arrancando risas y aplausos de toda la concurrencia.
Enfermo de esclerosis lateral amiotrófica, fue perdiendo la funcionalidad de su cuerpo, comenzando por su brazo izquierdo (¡menos mal que no era zurdito!), y deteriorándose progresivamente, hasta que, al llegar a enero de este año, anunció que debido a que ya no podía controlar su mano derecha, dejaría de dibujar para aportar el guión únicamente.
A pesar de que lo intentó, la enfermedad pudo más que él. Hoy murió por un paro cardiorrespiratorio.
No hubo tema que no tratara con su ingenio y su humor extraordinario. Política, religión, fútbol (su pasión), e incluso su propia muerte.
Hace muchos años él mismo escribió su propio epitafio:
El día en que yo me muera quedarán mudas las gomas «H»
Pondrán a media asta las Dos Banderas
El día en que dibujó su propia muerte, gozaba de buena salud, pero mal carácter, por lo que fue «tranquilizado» por Boogie el aceitoso con su 44 Magnum de luxe. Más le hubiera valido un pequeño aumento para Don Inodoro…
Ahora ya está.
Ya se fue.
O no.
Podemos apelar a la sentencia final de Boogie: «Los dibujantes pasan, los dibujos quedan».
La historieta, que durante tantos años guardé entre mis tessoross, la pongo aquí para compartirla con todos ustedes.
Primera parte
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Segunda parte
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Aunque no quiera, se me pianta un lagrimón.
El sitio oficial.
Él en la Wikipedia.