Los que tenemos que despertar a nuestros hijos para ir a la escuela, sabemos de qué manera el tiempo que estábamos seguros que era el suficiente, repentinamente se convierte en tan escaso, que lo nuestro termina siendo una lucha contra reloj.
Les voy a confesar algo: no es que el tiempo sea escaso, sino que nosotros no somos capaces de hacer las cosas correcta y eficazmente.
¿Que de dónde saco esta idea?
Pues del video que muestra que puede uno levantarse tan sólo 5 minutos antes de la hora de salir para el colegio.
Y no es que únicamente nos despertamos, despertamos a nuestro hijo, nos vestimos y nos vamos. Nos da tiempo como para prepararle el desayuno, y cocinarle la vianda que comerá al mediodía. Además, podremos prepararle ropa «de último momento» y ayudarlo a cargar con las mochilas.
¿Que no me creen?
Problema suyo.
Y si creen que miento o exagero, simplemente vean que sí es posible.
En pocos días más, en Argentina habrá elecciones legislativas. Serán el 28 de junio.
Como es lógico en estas fechas, los partidos políticos lanzan sus campañas, presentan sus propuestas -o por lo menos deberían hacerlo o al menos tenerlas- y todos se autorreferencian como la solución o la salvación, en contra de los demás, que no sólo no saben, sino que lo que saben es hacerlo mal.
La gente no suele quedar al margen, a pesar de ir hartándose de tanta frase hueca, mentira repetida, falta de memoria y de vergüenza.
Suelen llegar PPSs y pequeños cortos de videos en donde los políticos decían cosas hace un tiempo que ahora desmienten con total impunidad y descaro.
Entre las cosas que me han llegado, Marce me envió un poema que si bien fue escrito para los españoles, es absolutamente adaptable a nuestra querida Argentina.
Se los dejo para que lo lean, pero luego vean quién lo escribió y cuándo.
DÉJAME DORMIR, MAMÁ
Hijo mío, por favor,
de tu blando lecho salta.
Déjame dormir, mamá,
que no hace ninguna falta.
Hijo mío, por favor,
levántate y desayuna.
Déjame dormir, mamá,
que no hace falta ninguna.
Hijo mío, por favor,
que traigo el café con leche.
Mamá, deja que en las sábanas
un rato más aproveche.
Hijo mío, por favor,
que España entera se afana.
¡Que no! ¡Que no me levanto
porque no me da la gana!
Hijo mío, por favor,
que el sol está ya en lo alto.
Déjame dormir, mamá,
no pasa nada si falto.
Hijo mío, por favor,
que es la hora del almuerzo.
Déjame, que levantarme
me supone mucho esfuerzo.
Hijo mío, por favor,
van a llamarte haragán.
Déjame, mamá, que nunca
me ha importado el qué dirán.
Hijo mío, por favor,
¿y si tu jefe se enfada?
Que no, mamá, déjame,
que no me va pasar nada.
Hijo mío, por favor,
que ya has dormido en exceso.
Déjame, mamá, que soy
diputado del Congreso
y si falto a las sesiones
ni se advierte ni se nota.
Solamente necesito
acudir cuando se vota,
que los diputados somos
ovejitas de un rebaño
para votar lo que digan
y dormir en el escaño.
En serio, mamita mía,
yo no sé por qué te inquietas
si por ser culiparlante
cobro mi sueldo y mis dietas.
Lo único que preciso,
de verdad, mamá, no insistas,
es conseguir otra vez
que me pongan en las listas.
Hacer la pelota al líder,
ser sumiso, ser amable
Y aplaudirle, por supuesto,
cuando en la tribuna hable.
Y es que ser parlamentario
fatiga mucho y amuerma.
Por eso estoy tan molido.
¡Déjame, mamá, que duerma!
Bueno, te dejo, hijo mío.
Perdóname, lo lamento.
¡Yo no sabía el estrés
que produce el Parlamento!
En estos últimos días, con motivo de la sensación de inseguridad -justificada o no- se ha hablado mucho.
Hasta se intentó crear un ghetto entre dos barrios. Una cosa de locos.
Se pide bajar la edad de imputabilidad, para poder encarcelar a menores de menos edad.
La sociedad se divide, los medios se aprovechan del miedo de la gente y muchos políticos que están fuera de los puestos de poder no sólo se aprovechan para llevar agua a sus molinos, sino que tratan de secar los molinos y los cerebros de quienes reaccionan intempestivamente, adhiriéndose a las ideas del bando que le asegure que con «ellos» -sean quienes sean ellos- el problema de la inseguridad se termina.
Ante un problema, es lo más lógico ponerse a buscar una solución.
Es lógico también que la mayoría de la gente busque una solución rápida, instantánea.
Pero los que se supone que están para encontrar y aplicar soluciones, deberían poner un poquito más de empeño y buscar «de verdad» una solución.
No una solución mágica que haga desaparecer el delito de la noche a la mañana, porque
ESA SOLUCIÓN NO EXISTE.
Deberían -como en otros problemas- buscar verdaderas soluciones que excedan el tiempo de su propio mandato.
No deberían seguir pensando en obras que puedan anunciar e inaugurar durante su período constitucional.
Deberían dejar la mezquindad que los caracteriza, dejar de pensar en chiquito, y tratar de llevar adelante políticas que los excedan y trasciendan.
Buscar junto a los opositores una solución.
LLamar a gente que pueda entender de qué se habla para que los vaya orientando y así llegar a un plan consensuado que no pertenezca a un partido o a un político, sino a una Nación.
Tal vez esté pidiendo demasiado.
Permanentemente veo ejemplos de que los políticos solamente se ocupan de sus negocios, sean estos los que sean.
No tienen grandeza.
Son mezquinos y miserables.
Y digo que son mezquinos y miserables, porque permanentemente están dando muestras de mezquindad y miserabilidad.
No estamos solos en el mundo.
En otros países suceden cosas similares.
Lo bueno de la globalización de las ideas -internet mediante, por supuesto- es que podemos acceder a información de cualquier parte del mundo instantáneamente.
En España, también tienen problemas con la juventud.
No sé si se han puesto de acuerdo para solucionarlos o si lo harán.
Pero por lo pronto, alguien que parece saber sobre el tema, dio una conferencia y otros, con excelente criterio, colgó el video en YouTube para regocijo y aprendizaje de todos.
Me estoy refiriendo Emilio Calatayud Pérez, juez de menores de Granada, que ha «saltado a la fama» gracias a sus fallos orientados no al castigo de los menores, sino a su rehabilitación.
Vale la pena tomarse unos minutos y ver los dos videos. No tienen desperdicio.
Como sucede en todos lados, según el lugar donde se vive, se tiene cierto acento al hablar, y no siempre se comprenden todas las palabras, por lo que me he tomado la molestia de transcribir toda la conferencia por si quieren seguir las ideas leyéndolas.
… Tiene la palabra don Emilio Calatayud.
Yo no sé si darle un cuarto de hora por esto que me ha pasado al principio (risas). Es broma. Diez minutos.
Buenas tardes, y primero agradecer la invitación que me han hecho a participar en esta jornada.
Y bien, yo voy a ser… voy a intentar ser lo más breve posible; voy a ver si con doce minutejos, así, ni pa´ ti ni pa´ mi, y lo dejamos.
Bien, yo creo, y siempre digo que yo no hablo en nombre de los jueces ni en nombre de los jueces de menores. Mis opiniones son discutibles y mis sentencias son apelables, por lo tanto estoy abierto al coloquio y al diálogo.
Pero yo creo que hay que llamar a las cosas por su nombre, y creo que en este país se habla poco claro, sobre todo cuando hablamos de menores. Sigue leyendo →
En el delta del río Okavango, en Botswana, crece un árbol llamado «marula». Sus frutos llenan las ramas de los árboles, siendo éstas un manjar para los animales que pueden acceder a ellas, monos y elefantes; unos trepando para arrancarlas y los otros sacudiendo los árboles para que la fruta caiga.
Llega el momento en que la fruta madura en los árboles y comienza a caer al suelo, invitando a todos aquellos animales que comen fruta a darse un atracón.
Elefantes, monos, avestruces, jabalíes, entre otros, se dedican a comer con frenesí, hasta quedar totalemente saciados.
Pero la fruta no es todo beneficio para quienes la comen. Fermenta fácilmente y termina emborrachándolos a todos.
Es un espectáculo gracioso ver a elefantes, jirafas, monos, jabalíes, etc. totalmente borrachos.
Aquí les dejo un video en el que se puede apreciar el efecto que causa la marula cuando está madura y se come en cantidad.
Bien hecho el montaje de las imágenes, la música y el sonido.
Nunca tuve la oportunidad de tratar de surfear en una máquina de olas artificiales.
No creo que me vaya a animar si veo que hay alguien cerca con una cámara de video o de fotos, que ahora también filman.
No quisiera aparecer como el gordito del video, que no sólo se ahogaba en una máquina de olas, sino que cuando la detuvieron para salvarle la vida, se dio con la cabeza contra el borde.
Papelones así, que puedan salir por internet, no paso.