Hay un grupo de chicos, fanáticos del skate que los fines de semana -por lo menos los he visto un par de veces- aprovechan la bajada de la calle Hipólito Yrigoyen entre la calle Balcarce y la avenida Paseo Colón para perfeccionar su estilo.
Utilizando el desnivel de la vereda alta del edificio de la A.F.I.P. (Administración Federal de Ingresos Públicos), se lanzan a toda velocidad para saltar por sobre lo que vendría a ser el pasamanos de la escalera que tiene unos 9 o 10 escalones y tratan primero: de caer más o menos dignamente sin romperse nada y segundo: caer sobre el skate, mantener el equilibrio y terminar frenando al final de la vereda.
Les aseguro que ver lo que hacen, ver cómo salen «volando» y cómo la patineta opta por tomar su propia trayectoria realizando giros aleatorios, son más que evidentes de lo difícil que es terminar con éxito el salto.
Ayer, sábado me tomé el atrevimiento de acercarme para «robarles» algunas fotos que imaginé que podían ser interesantes, ya que quedan las figuras a contraluz y en el aire y no sólo quedé conforme con las fotos que salieron, sino que además, pude sentir las ganas que le ponen a su entrenamiento de manera que me hizo sentir un poco de envidia por ellos, que pueden pararse en una tablita con rueditas sin caerse y además hacer piruetas.
Lamentablemente, cuando decidí hacer la última foto, dejé al skater no del todo en cuadro y no pude documentar que la patineta estaba exactamente donde debía: debajo de sus pies, en línea con ellos y que le permitió segir rodando (a ambos, uno arriba del otro y en el orden justo, o sea el skate debajo y el skater arriba) hasta las vallas, en las que viró para detenerse en lo que fue -creo- «el salto del día».
Para los detractores, que siempre los hay, debo aclarar que no interfieren con el tránsito peatonal, porque es una calle en la que hay muy poco los fines de semana y jamás se deslizan si hay una persona cerca de la zona en el que van a caer o que esté yendo para allí. Para eso se organizan para poner «vigías» que avisen cuándo pueden saltar sin molestar a nadie.
Tienen muy buena onda y creo que los desilusioné con las fotos, porque al aparecer ellos tan oscuros y en primeros planos, no son fácilmente identificables no muestran todo el trabajo ni pueden servir para buscar errores en el salto.
Lo siento chicos, lo hice por amor al arte de la fotografía, no del skate.
Les dejo las fotos, pero además les recomiendo que si están paseando por las proximidades de Casa Rosada, dediquen unos minutos a la tarde para ver lo que hacen. Creo que vale la pena.
Click en la foto la amplía.
Click en la foto la amplía.
Click en la foto la amplía.
Esta es la foto en la que yo fallé y él acertó.