Todos sabemos que para que un bailarín clásico coseche aplausos y ovaciones, deberá dedicar toda su vida al aprendizaje de la danza.
Sin embargo, existen otros caminos…
Aquí les dejo un ejemplo de alguien que llegó a tener el reconocimiento del público, aunque imagino que esa fue su última participación sobre las tablas.
¡Bravo!
¡Maestro!
¡Maravilloso!
Yo también tengo derecho a unirme al aplauso.