El zoológico de noche

Gracias a los oficios de Luis conseguí que me aceptaran en un zafari nocturno -clase de fotografía nocturna- en el Zoológico de Buenos Aires.

Hace unos meses, en el último día de mis vacaciones pasé unas seis o siete horas en el zoo, para sacar fotos y disfrutar de la menor cantidad de gente, ya que era un día laboral.

Saqué cientos de fotos y algunos videítos, pero era de día.

Había leído que hacían visitas nocturnas en donde se alimentaba a los animales y luego se terminaba con una cena en el zoológico, pero era caro, porque no iba a ir solo, a Tere también le interesaba la idea.

Y ¡al fin se me dio!

El viernes pasado, pude conocer y recorrer el zoológico de 19:00 a 22:00.

Laura Gravino, que aceptó mi inclusión en el grupo, fue la que organizó el evento. Siempre atenta a la gente y dando consejos fotográficos.

Y sí, Laura, fue para mí una noche maravillosa. Por quinta vez te lo digo, y esta vez sin que me lo preguntes, ya que en las tres horas te acercaste 4 veces para asegurarte de que la estaba pasando bien. Era difícil que no fuera así, porque tanto el grupo, como los cuidadores/as y vos misma no daban pie para otra cosa.

Ya está, ya se lo dije.

Ahora voy a hacer un breve resumen.

Arrancamos con llamas.


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El no usar flash, depender de la luz ambiente y de que los animales se queden muy quietos hace la diferencia.

Vean lo que sucede con una llama que está quieta


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y que decide mover su cabeza.


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Las luces que iluminaban el ambiente y a alguno de los edificios le daban una magia que ni mi cámara ni yo pudimos captar en todo su esplendor. Como en este remate en el recinto de las llamas.


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El recorrido incluía un viaje a la isla de los lemures.

De camino a la balsa pude sacar una foto a la pagoda, aunque como tuve que sacarla rápido, no pude montar el trípode y apoyado en un tronco no quedó tan buena.


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Unos increíbles lemures cola anillada que salieron de su cabaña para posar para las fotografías -en realidad no lo hicieron por nosotros, sino porque los cuidadores los convencieron con comida- aunque eran bastante inquietos.

Aquí sí que fue necesario usara el flash, porque casi no había luz y además era imposible que se quedaran quietos.


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Hábiles trepadores, pasaban de las ramas al suelo, del suelo a su cabaña y de allí otra vez a las ramas…


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Aquí se los puede ver comiendo.


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Por suerte, viendo la intención de uno de ellos de querer saltar de un árbol al techo de su cabaña, pude capturarlo -más o manos- en el aire.


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Después de la isla, fuimos a fotografiar el edificio de la «Rain Forest».


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De allí fuimos a ver a la orangutana.


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De allí pasamos a ver a las cebras


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Pasamos al estanque del hipopótamo a darle un bocadito, apenas un balde de zanahorias que devoró con mucho gusto, no sólo porque le gustaron, sino porque en la naturaleza los hipopótamos se alimentan de noche.


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Pasamos frente a la jaula de las hienas rayadas, y ante mi chiste de si no íbamos a entrar a la jaula a fotografiarlas ya que ellas también en la naturaleza suelen cazar de noche, la cuidadora nos habló un poco sobre ellas y como la manada de hienas tiene a las hembras como dominantes por ser más grandes que los machos, la hiena alfa se acercó al enrejado para recibir unos mimos.


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Para luego echarse patas arriba para disfrutar más y mejor.


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Al acercarse un macho curioso, inmediatamente se levantó, lo enfrentó y lo echó. Volvió al enrejado, pero había que seguir el recorrido y ya no hubo más mimitos para ella.

Mientras seguíamos con el recorrido, nos encontramos con diferentes lugares iluminados, como por ejemplo esta estatua que me permitió una foto con un extraño contraste entre luz y sombra.


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Pasamos por la jaula de las suricatas, una laguna y un puente, todo iluminado con reflectores de colores y un coipo se acercó a curiosear y estuvo unos momentos entre nosotros.


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Luego fuimos a ver a los elefantes, donde conocimos la historia de la elefanta de la India que fue rescatada por la policía del Circo Rodas, en donde la hacían bailar sobre una plancha caliente y que estaba confinada a un recinto en el que apenas si cabía, por lo que le quedó un «tic», que es que se balancea de atrás a adelante como si fuera autista. Si bien ya hace años que no es obligada a trabajar ni recibe malos tratos, el hábito aún no lo ha perdido.

Es la elefanta que en la primera foto está delante. La van a distinguir un elefante de la India por sus orejas pequeñas y porque la cabeza no es plana en su parte superior, sino que tiene dos protuberancias.


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Por último, pasamos a la fosa de los leones, en donde el macho se encontraba afuera para que lo fotografiáramos.

Con mi cámara, esto es lo mejor que pude obtener.


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Allí terminaba el recorrido. Al pasar por el templo de Shiva, el edificio que la República de la India donó para dar cobijo a los elefantes, pude hacer una última toma de un detalle de un lateral.


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Para terminar con este largo post, vuelvo a agradecer a Laura por la buena onda y lo mucho que se preocupaba por sus alumnos y por saber si yo lo estaba pasando bien.

Fue una noche maravillosa en la que pude jugar a ser «corresponsal» de National Geographic, Discovery o Animal Planet.

Eduardo, que llegó con Laura y trajo su -maravilloso- trípode para que lo usáramos si lo necesitábamos. La mejor disposición para que todo saliera bien.

Los cuidadores, de los que no sé sus nombres y nos acompañaron hasta «sus» animales para facilitarnos la tarea de fotografiarlos, también formaron parte de un maravilloso grupo.

De verdad, Gracias A Todos por esta experiencia.

Y al que me avisó del evento y que consiguió que pudiera ir: ¡MUCHA´ GRACIA´ LUIIIII!

4 comentarios en “El zoológico de noche

  1. Muy lindas todas las fotografías de noche en el Zoo! Me encanta lo mismosa que estaba la Hiena Listada. Bueno, amigos, felicitaciones a todos! Adios!

  2. estan buenisimas las fotos!!!me encantaria ir…estoy averiguando los horarios xq soy de catan y me queda medio lejitos…esta buena la foto del leon y la de la hiena…

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