Hoy es viernes.

Y no sólo éso.

Es 13.

VIERNES 13.

Sé perfectamente que culpar al viernes 13 de ser un día de mala suerte es una paparruchada.

De ser cierto, millones de accidentes, todo tipo de catástrofes y desgracias ocurrirían en ese día en particular, y hasta donde sé, no hay ninguna estadística que así lo certifique.

Pero anoche – en realidad hoy a las 00:30 más o menos – mi computadora se reseteó porque sí.

Volvió a arrancar, pero cuando llegó a la pantalla en que debo elegir la sesión – tengo XP – decidió volver a reiniciarse.

Por dos veces más, siguió con esa actitud, por lo que apagué el estabilizador y me fui a acostar, seguro de que a la mañana, cuando alguien en casa la prendiera, el problema se habría ido.

Pues no, no quiso arrancar con Windows.

Hernán, mi hijo mayor, la abrió, porque los ventiladores estaban más sonoros que de costumbre, sacó la poca pelusa – mugre – que había, y al reencenderla, decidió apagarse a poco de comenzar, aún con la pantalla negra, se apagó.

Llamó mi esposa al local a donde he llevado desde hace años mis PCs, y le dijeron «equivocado».

Estoy escribiendo este post sin saber si Hernán ya volvió del negocio para confirmar si existe aún.

Me temo que todo este fin de semana será larguísimo. Ni mails, ni posts, ni nada.

Seguramente muchos estarán esperando que cierre con la re manida frase:

No creo en las brujas, pero que las hay, las hay.