Tengo un equipo de audio que tiene tocadiscos (de los de vinilo), que rara vez uso. Pues bien, me puse a escuchar unos discos de los ´70s y como había algunos temas de Neil Diamond que a mi hijo Hernán (14) le gustaron, se sentó a mi lado a escuchar.
Luego de unos instantes de vacilación ante el equipo, me hizo la peor pregunta que me podía haber hecho: – ¿Graba?
Le contesté que sí, que para eso tenía – entre otras cosas – doble casetera, que con mucho esfuerzo tanto él como Martín (11) habían conseguido inutilizar.
Me miró, me sonrió y me dijo: – No, si graba los discos – señalándome el disco que estaba girando.
Le volví a contestar que sí, que el equipo podía grabar desde los discos (vinilo y/o CD), de la radio o de la segunda casetera.
– Nooo, si graba de ésos discos…
Ahí me di cuenta que lo que me quería decir era si podía generar un disco de vinilo nuevo.
Le contesté que sí, que lo único que había que hacer era poner vinilo derretido en el plato, invertir la entrada/ salida de audio, y la púa, en lugar de registrar las vibraciones del surco, generaba un surco nuevo.
– Bueno, yo que sé… yo no conozco de esa clase de equipos.
Y se fue ofendido porque me sorprendió que no supiera nada de los sistemas antiguos de audio.
Me acordé de una pregunta que lanzó en un foro – creo que de trivias – un amigo mío LB: ¿cuántos surcos tiene un disco Long Play? y uno le respondió ¿Y éso qué es?.
Sí, soy viejo, antiguo y me gusta aferrarme a mis discos de vinilo, «que tienen una música más linda que la de ahora, que son solamente ruidos»… – si voy a ser viejo, mejor hablo como hablaba mi papá cuando yo era adolescente -.