Por cuestiones de trabajo, hoy me encuentro en Esperanza, provincia de Santa Fe.
En línea recta son apenas algo más de 400 km de Buenos Aires (Capital). Por ruta 512 km.
Es un mundo diferente.
Las calles están limpias.
La plaza principal está excelentemente cuidada y mantenida.
Infinidad de torcazas y gorriones sin miedo a la gente.
En un pino de la plaza principal, un par de torcazas construían su nido a una altura que me hubiera permitido agarrarlo poniéndome en puntas de pie, a 2 metros del banco en que estaba sentado. Luego, caminando por la plaza, encontré un nido a pocos centímetros de mi cabeza.
Gente sin prisa.
Muchísimas mujeres de todas las edades en bicicleta y ciclomotores. Las más jóvenes llevan a sus hijos con ellas – incluyendo bebés – colgados en el pecho de sus respectivas mochilas porta-niños.
Edificación que va desde principios de siglo XX hasta la época actual. Se encuentran cada tanto, casas más antiguas, del siglo XIX. Únicamente me moví por el «centro», por lo que no sé si no abundan las casas antiguas en la periferia.
Las casas no están tan «protegidas» como en Buenos Aires, muy pocas tienen sistema de alarma. Da la impresión de que la gente no tiene tanto miedo, o que no es necesario.
Mientras esperaba que amaneciera, en la terminal de ómnibus, pude ver una bicicleta estacionada en un bici-estacionamiento, con una mínima cadena en su rueda delantera. En buenos aires, si no consiguen abrir la cerradura, como mínimo seguro que se llevan la bicicleta con excepción de la rueda delantera, que te la dejarían de recuerdo.
En la plaza central, durante el día, se estacionan en lugares reservados a tal efecto, las motos a 45º. Por supuesto que sin ningún tipo de amarre a árboles o postes.
Hay bici-estacionamientos por todos lados, sobre todo cerca de lugares de mucha concurrencia. Muchas de las bicicletas están sin cadena de seguridad.
La gente cruza la plaza por los caminos. Tampoco nadie se recostaba en el pasto. No hay carteles de «prohibido pisar el césped».
Vi a un policía hacer bajar a dos chicos que andaban en bicicleta por la plaza, diciéndoles que la plaza era para caminar, no para andar en bicicleta.
Al mediodía, no había nadie por la calle, exceptuándome a mí, claro.
Por la tarde, supongo que luego de la salida del colegio, infinidad de chicos se juntan en la plaza; unos en un sitio fijo y otros dando vueltas.
Pero todos son fototrópicos. En cuanto bajó el sol, desaparecieron.
En definitiva: Si tu médico te recomendó alejarte del estrés y las preocupaciones de la vida, éste es un buen lugar para vos.
Debo aclarar algo: No parece haber mucha vida nocturna, a juzgar por la cantidad de boliches que he visto.
Es más, cuando quise encontrar un restorán, no encontré ninguno fuera de la periferia de la plaza.
Gus: lo mismo he encontrado en varias ciudades de nuestro interior por lo que siempre tengo la ilusión de poder
concretar mi sueño de irme a vivir..sólo espero poder realizarlo antes de que sea muy tarde y en lo personal no me
interesan los boliches, sí los pájaros y ese otro aire que se respira en todo sentido. besis
Hola:
Me llamo Martin y soy de Esperanza, queria decirle que es muy cierto lo que dices sobre esta ciudad.
Aca es muy ordenada la ciudad y muy tranquila.
Yo soy transportista y conozco muchisimos lugares y nunca encontre algo igual.
Incluso les cuento, la semana pasada viaje a Bs.As todos los dias, iva y venia en el dia y no veia la hora de llegar a mi ciudad para encontrar la tranquilidad.
Bueno gracias por hablar muy bien de Esperanza.
Saludos a todos..