Guerras hubo siempre. En las guerras se mata o se muere. También quedan heridos, mutilados, huérfanos y exiliados.
Mi hijo Hernán, leyendo la excelente revista LA AVENTURA DE LA HISTORIA año 1 Nº8 junio de 1999, se encuentra en la página 16 con una nota con el título: UN SIGLO GENOCIDA. Asombrado, me llama la atención respecto a algunos de los datos allí volcados. La nota era una visión de la barbarie del siglo que aún no había terminado.
Las cifras espantan, y lo peor, es que aún se sigue en el mismo sentido.
Este es un resumen de hasta dónde hemos llegado:
2ª GUERRA MUNDIAL: 6 millones de judíos, 20 millones de soviéticos (¿o 50?), 4 millones de polacos y 1,5 millones de serbios.
GUERRAS BALCÁNICAS (1912-1913): Turcos, serbios, búlgaros y griegos. 50.000 muertos y más de 1 millón en el exilio.
REVOLUCIÓN SOVIÉTICA (1919-1932): 20 millones, 14 de ellos ucranianos.
INVASIONES JAPONESAS: Nankín (1937) 300.000 muertos con 57.000 fusilados en una sola sesión. Sumándole la GUERRA CIVIL CHINA: más de 20 millones.
1ª GUERRA MUNDIAL: 6,5 millones. 2 millones de armenios a manos turcas.
DESINTEGRACIÓN DE YUGOSLAVIA (1991-1999): Más o menos 326.000 muertos y 3,5 millones de refugiados.
INDIA Y PAKISTÁN (1947-1948): 500.000 muertos por persecuciones religiosas.
CAMBOYA (1978-1992): 2 millones, «un tercio de la población».
REPRESIÓN TURCA, IRANÍ E IRAQUÍ CONTRA LOS KURDOS (1919-1999): varios millones. desde 1980, destrucción de más de 10.000 aldeas. De 33 millones de kurdos, más del 20% son refugiados o emigrados.
RUANDA (1995-1997): Más de 1 millón en guerras tribales.
SUDÁN (1965-1999): 300.000 entre muertos y esclavos.
BIAFRA (1967-1970): entre 500.000 y 1 millón de muertos con 2 millones de refugiados y deportados.
ISRAEL-PALESTINA (1948-1999): más de 50.000 muertos y 5 millones lejos de su tierra o sin derechos en ella. Pero esta situación sigue hasta hoy.
Lo que queda claro en este informe, es que el hombre sigue haciendo lo mismo que cuando éramos poco más que animales.
Cuando uno cree que la cultura y la civilización podrían ser los anticuerpos que nos curaran de la barbarie, uno descubre – con sorpresa, indignación y espanto – que se utilizan para poder seguir haciendo lo mismo.
Ricos contra pobres – que hace que los pobres lo sigan siendo y aún más -, para que los que menos tengan estén supeditados a los designios de los poderosos. No olviden que (dinero+salud+educación) siempre es > que (pobreza+enfermedad+ignorancia).
La religión, que en la mayoría de las veces suele ser un compendio de urbanidad y profilaxis se convierte en el argumento perfecto – son los dioses los que lo determinan – para eliminar a los que profesan una religión diferente. Ésto sólo es posible gracias a nuestra capacidad de «interpretar» lo que está escrito, ya sea en un libro sagrado o en las leyes del país.
Atila y Hitler han hecho lo suyo, pero si realizamos un difícil ejercicio: colocar los datos de los hechos si poner nombres, fechas ni lugares, llegaríamos a la conclusión de que no fueron los únicos, sino que fueron los que por haber perdido y/o muerto, simplemente tuvieron mala prensa.
Tantos muertos, esclavos, degradados y exiliados no son producto exclusivo de la labor de estos dos personajes.
Hoy se mata con más tecnología. Se tortura – física y síquicamente – con técnicas tal vez más depuradas. Actualmente se desplazan millones de personas y no sólo geográficamente, sino social y culturalmente.
Se han expuesto infinidad de argumentos para llevar a cabo todas estas atrocidades.
¿Alguna vez encontraremos argumentos para detenernos?