Si gana Bush, se reafirmará en Irak, Afganistán y donde sea.
Si gana Kerry, ¿se retirarán de Irak, Afganistán o donde sea?
Creer que las cosas van a cambiar porque cambien un personaje, es más que inocente. Es estúpido.
Esta gente no llega hasta donde llegaron éstos por su reconocida capacidad por hacer cosas para el bienestar general, sino porque consiguieron un importante apoyo de importantes – debería decir poderosas – empresas.
Por lo tanto, no sólo tienen deudas para con sus «benefactores» o «mecenas», sino que por su propio ego, necesitan continuar en el poder.
Existe la ambición – seguramente desmedida – de más dinero, lo que en definitiva redunda en más poder, que por su parte genera más dinero, y así ad infinitum.
Creo que el tema del «Nano» Joan Manuel Serrat, «Algo personal» los describe cabalmente.
Y yo también me sumo a la legión que siente que entre estos tipos y yo, hay algo personal.
Algo personal
Probablemente en su pueblo se les recordará
como a cachorros de buenas personas
que hurtaban flores para regalar a su mamá
y daban de comer a las palomas.
Probablemente que todo éso debe ser verdad,
aunque es más turbio cómo y de qué manera
llegaron esos individuos a ser lo que son,
ni a quién sirven cuando alzan las banderas.
Hombres de paja que usan la colonia y el honor
para ocultar oscuras intenciones;
tienen doble vida, son sicarios del mal,
y entre esos tipos y yo hay algo personal.
Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad
viajan de incógnito en autos blindados
a sembrar calumnias, a mentir con naturalidad,
a colgar en las escuelas su retrato.
Se gastan más de lo que tienen en coleccionar
espías, listas negras y arsenales;
resulta bochornoso verles fanfarronear
a ver quién es el que la tiene más grande.
Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz
y juegan con cosas que no tienen repuesto;
la culpa es del otro si algo les sale mal;
entre esos tipos y yo hay algo personal.
Y como tienen la cosa, nada tienen que perder.
Pulsan la alarma y rompen promesas,
y en nombre de quien no tienen el gusto de conocer,
nos ponen al pistola en la cabeza.
Se agarran de los pelos, pero para no ensuciar
van a cagar a casa de otra gente,
y experimentan nuevos métodos de masacrar,
sofisticados y a la vez convincentes.
No conocen ni a su padre cuando pierden el control,
ni recuerdan que en el mundo hay niños;
nos niegan a todos el pan y la sal;
entre esos tipos y yo hay algo personal.
Pero éso sí, los sicarios no pierden ocasión
en declarar públicamente su empeño
en propiciar un día, luego de franca distensión
que les permita hallar un marco previo
que garantice unas premisas mínimas
que contribuyan a crear los resortes
que impulsen un punto de partida sólido y capaz
de este a oeste y de sur a norte
donde establecer las bases de un tratado de amistad
que contribuya a poner los cimientos
de una plataforma donde edificar
un hermoso futuro de amor y paz