Hace unos días, en Plaza Francia, en Buenos Aires, se envenenaron casi una docena de perros que sus dueños habían llevado allí para que retozaran.
Surgió la lógica indignación por los pobres perros, la angustia por lo que podría haber pasado de haber chicos pequeños jugando allí, etc.
Pero la noticia que me motivó para hacer este post fue la que apareció en la revista de espectáculos del diario Clarín del día 12:
La historia de un perro sin suerte
La aparición de 11 perros envenenados en Plaza Francia no solo [aquí correspondía sólo] causó alarma en el barrio de Recoleta, sino que permitió conocer una historia conmovedora. La de un perro que fue encontrado medio degollado por un señor que lo cuidó y lo recuperó; después le pegaron un tiro, el señor le sacó la bala y lo salvó, y finalmente murió envenenado. El perro. Estaba escrito.
Reflexiones:
1.- ¿Qué pudo haber hecho alguien en otra vida, para reencarnar en este perrito?
2.- Ruego porque en caso de aparecer medio degollado o con un tiro en el cuerpo, no sea este señor el que me encuentre y me de los primeros auxilios.
El recorte aquí, porque en el sitio del diario no aparece la sección replay.
Pobrecito!!! hay cada h de p. suelto en este mundo. Otra cosa, lo viste a Nicolás González en el noticiero? besos.
No, me lo perdí.